Hoy quiero hablarles sobre mi estilo. Algo de años y años de búsqueda constante, y que siempre seguirá (pues full géminis). 

El fundamento de mi trabajo, mi eje, es dejar documento, crear testimonio de cómo sucedieron las cosas, sin intervenir, sin posar, sin forzar. Dejando que todo fluya tal y como es.

Lo cual para mi requiere de una sensibilidad extrema, para poder interpelar y traducir en imágenes, convertir en arte, uno de los sucesos más importantes de su vida.

La memoria es efímera, con el pasar del tiempo (y ni hablar si hubo un poquito más de alcohol de la cuenta), la mente tiende a mezclar, a borrar, a acomodar a su gusto y hasta a olvidar.

Las fotos serán el testimonio que les recuerde cómo sucedió todo.

El arte será el encargado de hacerlos revivir desde lo emocional, desde la adrenalina, el deseo, la nostalgia, el amor. Despertar todas esas emociones que quedaron grabadas en la mente.

La foto de un papá emocionado por la boda de su hija, la abuela que acompaña y da consejos a los novios, la mamá que arregla el saco de su hijo mirándolo lleno de cariño y entrega… y créanme que esas fotos tienen un valor que crece con el tiempo.

Porque con el pasar de los años, cuando abras la carpeta de las fotos y vuelvas a ver las expresiones, las sensaciones que transmiten mis fotos y esos instantes empiecen a activar “la película” de aquél momento, vas a terminar de comprender el porqué de las fotos espontáneas, y vas a volver a sonreír y disfrutar de semejante regalo. Y lo mejor, es que vas a poder volver siempre que lo desees.

Con cariño, Lu.